POST-CONTINGENT COHERENCE (2016)
- Vídeo digital sincronizado. Dos pantallas de plasma. Color y sonido. 5’ 51”.
- Fotografía digital intervenida con cristales de pavés (200 x 120 cm.)
- Fotografía digital de Woodrow y Edith Wilson
- Fotografía digital (30 x 20 cm.)
- Synchronized digital video. Two plasma screens. Color and sound. 5' 51".
- Digital photograph intervened with pavés crystals (200 x 120 cm.)
- Digital photograph of Woodrow and Edith Wilson
- Digital photograph (30 x 20 cm.)
Post-Contingent Coherence is a single-channel video showing a pianist playing Frédéric Chopin's 'Nocturne Op.55, No. 1 in F Minor' on a transparent piano. The pianist suffers from anosognosia. The piano material is related to Thomas Metzinger's thesis on the construction of the model of the self: "transparency is a special form of darkness". The first-person shots reveal the pianist playing with her two hands, a perspective that differs from the third-person shots, when the viewer can discover her paralysis. In addition, the sounds coming from each perspective overlap as different realities occurring at the same time.
Post-Contingent Coherence es un video monocanal donde se ve a una pianista tocando con un piano transparente el ‘Nocturno Op.55, No. 1 en Fa Menor’ de Frédéric Chopin. La pianista sufre anosognosia. El material del piano está relacionado con las tesis de Thomas Metzinger en torno a la construcción del modelo del yo: “la transparencia es una forma especial de oscuridad”. Los planos en primera persona desvelan a la pianista tocando con sus dos manos, una perspectiva que se diferencia de los planos en tercera persona, cuando el espectador puede descubrir su parálisis. Además, los sonidos que provienen de cada perspectiva se solapan como diferentes realidades que se producen al mismo tiempo.
Research
In 1914, neurologist Joseph Babinski defined the term anosognosia when he discovered that some of his patients, suffering from left lateral paralysis due to damage to the right hemisphere of the brain, denied suffering from such paralysis.
In 1919, the 28th President of the United States, Woodrow Wilson, suffered brain damage that resulted in anosognosia. The president denied having left lateral palsy and, in the public eye, was rendered incapable of defending the Treaty of Versailles. His functions as president could have continued, as his other cognitive abilities were not impaired. Historical studies place his partner, Edith Bolling Galt Wilson, as the first U.S. president since she took over much of Woodrow's agenda.
Anosognosia produces the denial of the rest of the pathologies suffered by the affected persons. If they suffer from left lateral paralysis and anosognosia at the same time, the latter pathology produces the denial of the paralysis. In the consultation they are usually asked to perform different actions with their left hand, for example, tying their shoes. The response of these patients is the attempt to tie them for hours with their right hand, even making use of this hand to move their left hand. This last case is a less common situation, produced by the relationship between anosognosia and another pathology called somatoparaphrenia (Ramachandran, 2012). Patients suffering from anosognosia fill in mental spaces with 'inaccurate' information to substitute for the 'accurate' information they do not possess.
What has been considered as an insane manifestation in the past, today, with the rise of cognitive sciences and contemporary neurosciences, may be the best way to understand certain patterns common to all human beings. Today, we can understand such disturbances as biological processes that affect all people, to varying degrees. During our lives "we use details and reasoning to cope with the stresses of everyday life". Based on this position, any person could be considered anosognosic at some level, since in specific situations, such as a personal tragedy, we deny part of reality in order to cope with it.
Investigación
En 1914, el neurólogo Joseph Babinski definió el término anosognosia al descubrir que algunos de sus pacientes, que sufrían parálisis lateral izquierda debido a un daño en el hemisferio derecho del cerebro, negaban sufrir dicha parálisis.
En 1919, el vigésimo-octavo presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, sufrió un daño cerebral que derivó en anosognosia. El presidente negaba tener parálisis lateral izquierda y, ante la opinión pública, se le incapacitó para defender el Tratado de Versalles. Sus funciones como presidente podrían haber continuado, ya que el resto de capacidades cognitivas no se vieron perjudicadas. Estudios históricos sitúan a su pareja, Edith Bolling Galt Wilson, como la primera presidenta de los EEUU ya que se hizo cargo de gran parte de la agenda de Woodrow.
La anosognosia produce la negación del resto de patologías que padecen las personas afectadas. Si sufren parálisis lateral izquierda y anosognosia, al mismo tiempo, esta última patología produce la negación de la parálisis. En la consulta se les suele pedir que realicen diferentes acciones con su mano izquierda como, por ejemplo, atarse los zapatos. La respuesta de estos pacientes es el intento de atarlos durante horas con su mano derecha, incluso haciendo uso de esta mano para mover su izquierda. Este último caso es una situación menos común, producida por la relación entre anosognosia y otra patología llamada somatoparafrenia (Ramachandran, 2012). Los pacientes que sufren anosognosia rellenan espacios mentales con información ‘imprecisa’ para suplir la información ‘precisa’ que no poseen.
Lo que ha sido considerado como una manifestación demente en el pasado, hoy, con el auge de las ciencias cognitivas y las neurociencias contemporáneas, puede ser el mejor camino para comprender ciertos patrones comunes a todos los seres humanos. A día de hoy, podemos entender este tipo de perturbaciones como procesos biológicos que afectan a todas las personas, en diferentes grados. Durante nuestra vida “empleamos detalles y el raciocinio para afrontar el estrés del día a día”. A partir de esta postura, cualquier persona podría ser considerada como anosognósica en cierto nivel, ya que en situaciones específicas, como puede ser una tragedia personal, negamos parte de la realidad para afrontarla.